Hace un tiempo publiqué un post que llevaba a la reflexión sobre la importancia de la comunicación no verbal
de una manera un tanto sutil. Ahora vamos a tratar el tema de nuevo, dando algunas
pistas más concretas sobre su aparición.
Casi todo bebé nace predispuesto para la interacción social,
para sintonizar con las personas que le dedican su atención, mostrándose sensible a la voz humana y
preferencia por las formas semejantes al rostro de las personas. El adulto es quien interpreta y da sentido a la necesidad del bebé. Esto significa que el proceso de adquisición
del lenguaje comienza mucho antes de que el bebé pueda emitir palabras y que
para dicha adquisición es importante estar en contacto con personas (sobre todo la figura
de apego) , en un ambiente estructurado y enriquecedor. Los primeros
intercambios comunicativos se dan durante las actividades diarias de cuidado en
que bebé y mamá nos encontramos cara a cara, uno a uno.
Según Schaeffer (1984,1989), la etapa de comunicación pre-lingüística sigue un patrón de adquisición que a continuación se detalla:
Entre el nacimiento y
los dos meses surgen las pre-adaptaciones para interaccionar con las personas. El bebé se calma a oír la voz
de mama, le gusta mirar a los ojos y comienzan a seguir a papá y mamá con la
mirada, responden con sonrisa o sonidos ante la voz de mamá o voces conocidas.
A partir de los dos meses comienza lo que los expertos
llaman “protoconversaciones” (anterior a la conversación). Existe un mantenimiento
de la mirada y la alternancia de gorjeos entre el bebé y su mamá. Digo su mamá
porque la primera persona con quien realiza esta interacción es la figura de
apego, que suele ser la mamá, más adelante la pondrá en práctica con papá,
tíos, abuelos… Es una forma mutua entre madre e hijo de regulación de la interacción.
La primera toma de turnos, vital para el futuro desarrollo de la comunicación.
Gorjea bebé-mamá-bebé-mamá…
Entre los dos y cinco meses aparece un interés activo por
las personas. Es donde ampliará el repertorio de interlocutores con los que intercambiar gorjeos y sonrisas.
A partir de los cinco meses surgen dos pequeños estadios; el
primero, en que el interés por las personas desciende y aumenta el de los
objetos. En esta fase el bebé jugará con la persona o con el objeto pero no con
la persona y el objeto. En torno a los seis meses nace un gesto, que inicialmente
no tiene la intención de comunicar pero que se llega a convertir en uno de los
gestos más importantes de la comunicación pre-verbal. Es el gesto de señalar.
Tan importante es, que si este gesto no surge en el primer año y medio, es un
signo de alarma en cuanto a posibles dificultades relacionadas con el
desarrollo neurotípico. Es muy posible que el primero atisbo de señalar sea
lanzar los brazos hacia el objeto, vocalizando y mirando hacia la persona, gracias a la interpretación que el adulto hace de
esto, se vaya convirtiendo en el instrumento que permitirá cambiar el entorno
del bebé. En el momento en que descubra la utilidad de señalar estará abriendo
la puerta a la comunicación. Muchos expertos piensan que realmente este es el
primer momento de comunicación pre-verbal intencional. Estos signos que se
utilizan para pedir se llaman “protoimpetarivos”.
En este periodo también surge la mirada alternativa, que es
esa en la que el niño mira al adulto y después al objeto, o al revés, asegurándose de que
la persona ve lo que él quiere en su petición.
El segundo estadio dentro de la etapa de los cinco a los
ocho meses habla de la coordinación entre objetos y personas. Nuestros pequeños
son capaces de establecer una relación atencional a dos bandas, hacia la
persona y hacia el objeto y además compartir el objeto con las personas. Ahora
nuestro bebé jugará con el objeto y también con la persona a la vez, uniendo
todo dentro del mismo momento interactivo. Las conductas para mostrar, sin
querer pedir, para compartir un interés
o llamar la atención al adulto sobre algo se llaman “protodeclarativos”.
Simplemente nos quieren mostrar algo que les llama la atención. Por ejemplo ve
un perro y quiere compartir esa novedad o alegría que le da con nosotros y lo
señala a la vez que realiza alguna vocalización y nos mira.
Para acabar, os dejo un vídeo que me hizo mucha gracia. Aunque este bebé
ya utiliza de una manera más elaborada y con completa funcionalidad la comunicación pre-verbal, es un vídeo
que demuestra que en la comunicación, sea el que sea el canal (oral, gestual...) se necesita un receptor que lo interprete. La comunicación siempre es
cosa de dos.
¡Hasta dentro de unos días!
Seyla
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