sábado, 14 de septiembre de 2013

Comunicar no es sólo hablar


Esta noche me desperté llorando, quizás tuve una pesadilla, no recuerdo bien pero me sentía sola. No sabía cómo expresarlo así que lloré. Quería que mi marido me hiciese caso así que lloré. Le pedí un abrazo, que me protegiese en sus brazos, que me acurrucase…pero como estaba malhumorado por el despertar no me hizo caso, me llamó caprichosa y me dejó durmiendo sola porque dice que si no me acostumbro. Tampoco me abrazó por si me acostumbro a sus brazos pero yo solo quería su consuelo y se lo pedía a través de mi llanto. Me sentí abandonada y sola. Cuando nos despertamos mi marido seguía de mal humor, supongo que por el despertar nocturno. Yo no lo hice apropósito.  A pesar de esto mi marido es lo más importante de mi vida.

La comida no me gustó, por ello  retiré el plato y apreté la boca, no quería comer. Pero mi marido me obligó, incluso se enfadó. ¡Pero es que yo quería macarrones! Así que por más que lo intentaba yo cerraba la boca. Así que mi marido se enfadó, retiró mi plato pero no me dio otra cosa. Me llamó niña caprichosa. Aunque se enfade mi marido es lo más importante de mi vida.

Por la tarde yo solo pensaba en estar con mi marido. Mi marido estaba leyendo el periódico así que de un manotazo, para llamar su atención, se lo quite de delante, era mi manera de decirle que me haga caso. ¡Madre mía como se puso! Me gritó y me dijo que estaba  tenía harto.  Me puse a llorar porque no me gusta que me grite y se enfadó más. Me dijo que siempre estoy llorando, pero tampoco sé que hacer para que me haga caso, tampoco sé que quiere que yo haga…no me lo dice, solo me regaña.

Cuando me quise dar cuenta mi marido se había ido, sin avisarme, sin mediar palabra. Allí me dejó con un familiar. Sin explicarme dónde iba, con quién me quedaba, cuándo volvería…  ¿Creéis que así yo puedo confiar en mi marido? Aún así mi marido es lo más importante de mi vida.

Cuando llegó, mi marido, estaba cansado para hablar, no tenía ganas de abrazarme. Me dio un beso rápido pero yo quería más así que me agarré fuerte a su cuello y mi marido dijo: “me haces daño”. Como me sentía enfadada le di un manotazo, quería expresar mi ira. Y mi marido no lo comprendió, solo me regañó. Pero yo sigo aquí, a su protección, porque mi marido es lo más importante de mi vida.

¿Creéis que en esta relación hay comunicación? ¿Creéis que escucha lo que intento decirle sin palabras? ¿Es que acaso no soy suficientemente clara? ¿Creéis que esto es sano para los dos?...


Ahora hagamos un gran ejercicio y volvamos a leer el texto pero donde pone “mi marido” vamos a leermi mamá.



Comunicar no es solo hablar. Comunicar es dar y recibir, es entender las señales que nuestro hijo emite, es escuchar con atención su cuerpo, interpretar su llanto, darle sentido comunicativo a su jerga. Aún cuando no hay  palabras existe la necesidad de comunicar. Para ello los niños utilizan los recursos que están a su alcance. Seamos receptivos. Los niños no son malos, ni tienen como objetivo fastidiar nuestro sueño o enfadarnos. Solo desean ser entendidos, sentirse protegidos y sobre todo queridos.


Seyla

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