Cuando yo era pequeña no sabía decir estatua, decía "estauta".
Lo que yo recuerdo es que al principio hacia mucha gracia, mi familia se reía y
lo repetían “estauta”, mira una “estauta” así que me imagino que por ese motivo
yo seguí diciendo "estauta". Esto que tanta gracia hacia cuando era pequeña al
crecer se convirtió en un acoso y cada vez que lo decía todo el mundo se
empeñaba en corregirme y pero yo no era capaz de decirlo bien y cada vez que lo
decía mil voces me acechaban: ¡así no se dice!”…dejé de decirlo. Incluso a día
de hoy es una palabra que me cuesta decir, fue un error bien fijado.
La tendencia natural cuando oímos una palabra mal dicha es corregirla, nos pasa con los adultos aun más con los niños. Con los peques nos
pasa sobre todo dos cosas, que o nos hace mucha gracia o la corregimos de
manera explícita.
Cuando reímos una palabra que está mal dicha, la repetimos e
incluso la adoptamos, generamos una atención en torno a esa mala destreza que lo más
normal es que se repita. La consecuencia a este acto es positiva, así que
repito. Pero si además adoptamos la nueva palabra y la incluimos en nuestro
vocabulario… ¿quién enseñará a nuestros peques como está bien dicho? Es muy
común adultos que dicen “candejo”, “popotamo”…y otras del estilo. ¿Quién enseña
a quién? Somos el espejo en que se miran nuestros peques.
Pero si corrijo… en la mayoría de los casos le puedo
frustrar. Sobre todo cuando reiteramos en la corrección. En muchas ocasiones el
error de pronunciación viene dado por la falta de integración del fonema, o sea,
del sonido de la letra. Es cuando le damos el modelo y lo sigue repitiendo mal.
Bueno, es que realmente no hay conciencia de hacerlo mal, así es como lo tengo
integrado en mi cabecita. Por mucho que le corrijamos…de poco vale, solo para
intimidarle. Otras veces es por una mala colocación de los órganos del habla.
Así que como papás y mamás si esto perdura en el tiempo dejemos que sea el
logopeda quien lo trabaje. Así que lo de "no se dice así, se dice..." hay que eliminarlo de nuestro repertorio.
¿Entonces qué hago?
Pues lo que hacemos es no mostrar atención ni positiva ni negativa
en la mala pronunciación. Mucho menos repetir el error. Lo que hacemos es, de
manera sutil, dar el modelo correcto. NO decimos: “se dice…”. Sino que
incluimos esa palabra en alguna frase y la decimos de modo correcto. Por
ejemplo nuestro peque dice: “mía mamá, un pero”. Podemos decir: “si, un perro.
Que perro más bonito. El perro ladra.”
Yo siempre digo: por cada palabra mal pronunciada damos tres
modelos correctos.
PLANO DEL LENGUAJE: Fonético-fonológico.
ESTAMOS POTENCIANDO:
- La integración adecuada de los sonidos de nuestro lenguaje.
- La adecuada emisión de los sonidos.
Espero que os sea de ayuda. ¡Un saludo!
Seyla
Seyla
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